Los hermanos que se arruinaron teniendo toda la plata del mundo

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Hay personas que, desde que nacen, están destinadas a triunfar. Es el caso de los hermanos Hunt, tres inversores que llegaron a tener en su poder casi toda la plata del mundo, se arruinaron tras manipular los precios de este metal, y volvieron a ser ricos gracias a sus inversiones en petróleo.Pero su fama no se debe a su riqueza, sino a sus tejemanejes con la plata. Su nombre pasará a la historia de las finanzas por tratar de acaparar el mercado de la plata para manipular su precio. Una jugada que terminó por condenarles y llevarles a la bancarrota. Pese al fracaso de esa jugada, William Herbert Hunt, el único de los tres hermanos que sigue vivo, tiene una fortuna de unos 2.000 millones de dólares, y está entre las personas más ricas del mundo. Fueron figuras tan relevantes que llegaron a inspirarSu padre era el legendario millonario HL Hunt, magnate del petróleo, que llegó a ser una de las 8 personas más ricas de Estados Unidos. Cuenta la leyenda que financió sus primeras inversiones jugando al póker, invirtiendo después el dinero que ganaba en partidas y torneos en la exploración de pozos. Una tradición, la petrolífera, que heredarían sus hijos.Nelson Bunker Hunt era el mayor de 14 hermanos, y quizá el más decidido. Llegó a ser el hombre más rico del mundo en 1966 gracias a sus negocios petroleros: fue el dueño de los primeros grandes pozos que se descubrieron en Libia.De aquella aventura surge la obsesión de Bunker por la plata. En 1973, cuando el dictador Muamar el Gadafi nacionalizó sus pozos de petróleo, empezó a desconfiar de los gobiernos y sus decisiones. Incluyendo el gobierno de EEUU. Los Hunt comenzaron a desconfiar de la impresión de dinero y de la política monetaria, que a través de la inflación erosionaba el poder adquisitivo del dinero fiduciario.Hay que tener en cuenta que la inflación era un infieron en Estados Unidos durante los 70. Se movía entre el 6 y el 14%. Tener el dinero bajo el colchón suponía ver cómo los billetes de dólar perdían valor cada día. Eso hacía que la inversión en activos reales o financieros fuera casi obligatoria para esquivar esa fuerte subida de precios.Estas circunstancias, junto con la ideología conservadora de los tres hermanos, les llevó a confiar en activos reales, que podrían tener bajo control, como los metales preciosos, por ejemplo. Bunker, Herbert y Lamar llegaron a acumular 200 millones de onzas de plata en aquella década. Una cantidad que superaba la producción anual de los cuatro mayores productores del mundo. Traducido a dinero, la inversión de los Hunt era de unos 2.000 millones de dólares en septiembre de 1979. Cuatro meses más tarde, ascendía a 10.000.En 1974, compraron contratons de futuros sobre la plata que alcanzaban las 55 millones de onzas, lo que equivalía al 9% de la plata de todo el mundo. Como se dice en jerga bursátil, los Hunt estaban largos. Tenían una posición compradora, que da el derecho a recibir el activo subyacente, en este caso la plata, al vencimiento de la fecha acordada.Normalmente, los inversores que operan con futuros los venden antes de que llegue la fecha de entrega, o los liquidan, lo que implica que el activo subyacecnte no se mueve, y el comprador del futuro recibe o paga la diferencia, dependiendo de su si precio ha subido o bajado.Pero los Hunt pidieron recibir físicamente los 55 millones de onzas de plata, un tesoro que guardaron en Suiza -a dónde la trasladaron en aviones adaptados especialmente y fuertes medidas de seguridad-, para evitar el pago de impuestos en Estados Unidos, y también por miedo a las represalias del Gobierno.Con esa plata inmovilizada, los Hunt, con la ayuda de un socio Saudí, comenzaron a comprar nuevos contratos de futuros sobre el metal, hasta alcanzar los 43 millones de onzas. La idea era, de nuevo, recibir físicamente toda esa plata. Pero a medida que se corría la voz sobre la posición...

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