Boris Pasternak y Renata: una carta de amor

Epistolar - Ein Podcast von Antología de lo íntimo - Mittwochs

Esta es una carta de amor. Pero quizá es más que eso. Es el documento de una historia de amor, que nació y vivió a través de las cartas. Tiene como protagonistas al novelista ruso Boris Pasternak y a la poetisa alemana Renata Schweitzer. Luego de escuchar una emisión radial sobre la novela “Doctor Zhivago”, que escribió Boris, ella le mandó una carta, una fotografía y un poema. La respuesta de Pasternak, desde la cama de un hospital, no se hizo esperar. A partir de ese momento, comenzaron un intenso intercambio epistolar -se vieron alguna vez- que se interrumpió con la muerte de él a inicios de los 60. El precioso libro “Cartas a Renata” recoge esa correspondencia que derriba barreras -pensá en las dificultades de la Guerra Fría-, edades y distancias. Acá un botón de muestra de la apasionada pluma de Boris. Acá la construcción de una guarida epistolar. Lee la actriz, cantautora y poeta Aylin Britzel.***12 de agosto de 1958Querida Renata: Mi ternura hacia usted hace ya mucho que ha ido más lejos de lo que expresa el lenguaje de mis tarjetas. Mis cartas me parecenartísticamente contenidas y frías. Conservemos, no obstante, estas fronteras; vamos a quedarnos entre ellas. Se ha perdido, por lo visto, una de mis tarjetas para usted. Y en las que ha recibido se me han olvidado muchas cosas y a muchas otras no he contestado. Enjulio llegó una carta suya, que traía dentro flores de jazmín. He visto con toda claridad el día de verano por la tarde en Marburgerstrasse, el calor cegador sobre el pavimento; las tiendas de un solo escaparate, de frutas y hortalizas; los matorrales florecientes, en un pequeño jardincillo en el lado de la sombra... Y mi corazón se llenó hasta rebosar de la vida y de la perceptible autenticidad que la rodeaban. En nuestro jardín, en ese momento, florecía otro jazmín igual. No le he contestado a su anunciada venida aquí. Querida niña loca, si usted viene a M., naturalmente sin falta, al domingo siguiente de su llegada tiene que venir a comer -esto es indiscutible- a nuestra casa, en Peredelkino. Ya encontraré a alguien -personalmente no tengo derecho a entrar en el consulado- a quien poder pedir que vaya por usted y la traiga a nuestra casa. Pero, ¿qué falta le hago a usted antes de salir “J.” en la edición de Fischer y se aclare su destino en Alemania? ¿Qué puede esperarde mí cuando el cuerpo y la sangre son para mí el trabajo? Mientras no conozca mi trabajo, quiero y debo permanecer para usted como unaidea inmaterial. ¿Con qué la voy a subyugar, con qué la voy a conquistar? Por eso le pido que aplace su visita por un año, y ya verá cuánto sentido y cuánta belleza reportará con esto a nuestro encuentro, y cuánto más necesaria me resultará entonces su ayuda, su consejo,¡usted misma! El hombre que prometió enviar mi correo en primavera está vivo. Podemos confiar en que esas noticias de abril las recibirá usted en septiembre. Que el Señor la bendiga en España. ¡Con qué exactitud y qué conmovedoramente ha escrito mi dirección en ruso! Boris

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