La oración eficaz. Salmos 25:1-2

Descansando en Dios - Ein Podcast von Francisco Atencio

348 – Sal 25:1-2 -  La oración eficaz. A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. Dios mío, en ti confío; No sea yo avergonzado, No se alegren de mí mis enemigos.   Los Salmos han sido llamados por algunos como “El libro de oración de los santos de Dios”. En este libro, el espíritu de oración y de alabanza están unidos. Este salmo 25 busca enseñarnos, animarnos cómo orar cada día de nuestra vida cristiana. “La oración eficaz del justo puede mucho.” (Stg 5:16). 1. Elementos de la oración. (Sal 25:1-7). E1. Fervor del alma. “A ti, oh Jehová, levantaré mi alma” (Sal 25:1). ¿De qué sirve levantar nuestra voz o nuestros ojos a Dios, si el alma no está en ello? Lo encontramos cuando lo buscamos de todo corazón. “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?” (Sal 42:2). E2. Fe. “Dios mío, en ti confío.”  (Sal 25:2). No podemos gustar la bondad del Señor solo hablando de ella; la lengua del alma debe tocarle. Sin fe es imposible agradar a Dios (He 11:6). E3. Deseo por sus caminos. “Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas” (Sal 25:4). Implica abandonar nuestros propios caminos “Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad” (Is 58:9). E4. Deseo por su verdad. “Encamíname en tu verdad, y enséñame” (Sal 25:5). Éste debe ser el anhelo de aquel corazón en el que está el Espíritu Santo, porque “cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad” (Jn 16:13). Nuestra oración debe tener un fuerte anhelo por conocer la voluntad de Dios y ser “hechos conformes a la imagen de su Hijo” Jesucristo (Ro 8:29; Gá 4:19; Ef 4:13; Col 1:9). E5. Deseo por su honor. “Oír tu bondad, oh Jehová” (Sal 25:7). “Por amor de tu nombre, oh Jehová” (Sal 25:11). Apelar a su Nombre es apelar a su naturaleza. Su bondad constituye su carácter (Éx 33:18-19; 34:5-6). Cuando Él santifica su gran nombre entre las naciones (Ez 36:23), Él se da a conocer a Sí mismo como Jehová Dios, misericordioso y lleno de gracia. “Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” (Jn 14:14) E6. Paciencia. “En ti he esperado todo el día” (Sal 25:5). Presentemos nuestras peticiones delante de Dios, pero tenga también la paciencia su obra perfecta (Stg 1:4). “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.” (Sal 40:1). No hay virtud en esperar, a no ser que sea esperar en Dios. “Los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas”. (Is 40:31). E7. Confesión. “De los pecados de mi juventud, y de mis transgresiones, no te acuerdes” (Sal 25:7). El salmista enseña durante la oración a confersar nuestros pecados (Sal 25:7, 11, 18). No debe haber ocultamiento del pecado. Los que quieran tratar con un Dios santo y justo deben ser perfectamente honrados en los propósitos de su corazón. “Dios no puede ser burlado.” (Gá 6:7). 2. Alabanza y aliento para orar.  (Sal 25:8-15). Enseña Fil 4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. A1. Por cuanto Dios es bueno y recto (sal 25:8). Dios es amor, y Dios es luz. La bondad de un Padre es aquí asociada con la rectitud de un soberano lleno de gracia. A2. Por cuanto Dios enseña a los pecadores (Sal 25:8). ¡Qué consideración!: El Dios Omnipotente dispuesto a ser el maestro del pecador. Su deseo es conducirnos en su camino. Él enseña para salvación y para eterno provecho. A3. Por cuanto Dios encamina al humilde (Sal 25:9). Él no conduce a alguien porque sea rico, o erudito, porque no todos pueden alcanzar esto, pero cualquiera puede ser humilde y aprender la sabiduría celestial. A4. Por cuanto  “todas las sendas de jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios” (Sal 25:10). Misericordia y verdad constituyen la necesidad diaria del creyente. La misericordia, para perdonar y purificar; la verdad, para conducir, fortalecer y satisfacer. A