906 - Salmos. Dios es nuestro amparo y fortaleza. Sal 46:1-2

Descansando en Dios - Ein Podcast von Francisco Atencio

906 – Sal 46:1-2 – Salmos. Dios es nuestro amparo y fortaleza. Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar. El Salmo 46 fue la base escritural para el magno himno de Martín Lutero "Castillo fuerte es nuestro Dios". Este salmo también inicia una trilogía de salmos de triunfo. Los Sal 46, 47, 48 son todos cánticos de triunfo. Además, ha sido también reagrupado entre los llamados "Cánticos de Sión" que son el Sal 48, 76, 84, 87, 122). El Sal 46 exalta la capacidad de Dios de afrontar amenazas procedentes de la naturaleza y de las naciones. Dios ciertamente protege (Sal 46:1, 7, 11) a su pueblo sobre la tierra (Sal 46:2, 6, 8-10). Éste es el cántico del guerrero cristiano. Todos los que se han revestido de toda la armadura de Dios, para resistir a los principados y potestades del mal lo cantarán frecuentemente, como Lutero. Cada nota de este Salmo es una inspiración. En Dios tenemos: I. Un refugio infalible, seguro, verdadero. “Dios es nuestro amparo y fortaleza.” (Sal 46:1). La vida que está “escondida en Dios” será tan segura como Dios puede hacerlo. El espíritu eterno del hombre necesita “El eterno Dios [que] es tu refugio,y acá abajo los brazos eternos; El echó de delante de ti al enemigo” (Dt 33:27). Esconderse en Dios es esconderse en su amor, en su Misericordia y en su Poder. Esto significa no solo una perfecta seguridad, sino también un perfecto auto-abandono a Dios, a su voluntad y a su obra. “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” (Col 3:2-3). II. Una confianza inamovible. “Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar.” (Sal 46:2-3). ¿Qué tiene que ver el removimiento de la tierra para un alma que mora en DIOS? Su casa está edificada sobre la eterna Roca, y por ello ni la lluvia, ni las inundaciones ni los vendavales pueden hacerla estremecer (Mt 7:25). El Señor, en quien nosotros confiamos, es “más poderoso que el estruendo de las muchas aguas”. (Sal 93:4). No dejemos que el ruido del tumulto del mundo ahogue nuestra confianza y descanso en Dios. Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. (Is 26:3-4). III. Una provisión infinita. “Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios” (Sal 46:4). Fluyen nuevos ríos deleitosos para el alma que ha encontrado su refugio en Dios; ellos beben ahora “del torrente de tus delicias” (Sal 36:8). Son conducidos por las aguas de reposo de los grandes pensamientos de Dios, y reciben su refrigerio y fortaleza mediante las corrientes vivientes de la verdad eterna. Las provisiones para el nuevo hombre se encuentran en su nuevo escondedero. “Y será aquel varón [Cristo] como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.” (Is 32:2). IV. Un consuelo infalible. “Dios está en medio… Dios la ayudará… Lanza él su voz… Jehová de los ejércitos está con nosotros” (Sal 46:5-7). Dios prometió a Moisés “Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.” (Ex 33:14). Su presencia constante es nuestra protección continua, y la garantía del reposo en el servicio. Cuando Dios, por su Espíritu, está en medio de ti, y cuando Él lanza su voz, entonces se derriten la tierra, y las cosas que en ella están. V. Un refugio aún en conflictos internacionales. “Venid, ved las obras de Jehová, Que ha puesto asolamientos en la tierra. Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego. … Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob.” (Sal 46:8-9, 11).