800 - Nehemías, la oración intercesor. Neh 1:11

Descansando en Dios - Ein Podcast von Francisco Atencio

800 – Neh 1:11 Nehemías, la oración intercesora. Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey. La oración es uno de los más grandes privilegios y una de las más poderosas armas con las que el creyente cuenta. Por medio de la oración Elías detuvo la lluvia del cielo durante tres años y medio (Stg 5:17); y Pedro fue liberado de la cárcel en respuesta a la oración (Hch 12:5). Pablo y Silas orando a media noche quedaron libres por un terremoto enviado de Dios. (Hch 16:25-26). Habiendo sido hechos para nuestro Dios un reino de sacerdotes (Ap 5:10), tenemos el llamamiento celestial de interceder por otros. La oración hecha por Nehemías contiene elementos de la oración eficaz: alabanza, acción de gracias, arrepentimiento, petición compromiso. Además, expone características de la oración que prevalece. Estas características son: I. Fervor. “Lloré, hice duelo y ayuné” (Neh 1:4). No hubo una oración formal. Fue el derramamiento de un corazón contrito. Acercarse a Dios solo de labios y no de corazón es una solemne burla para el Señor y les dice: “Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí.” (Mr 7:6). Así como Dios ama al dador alegre, así contempla al intercesor ferviente. Por lo cual, la ferviente y eficaz oración del justo puede mucho. (Stg 5:16). II. Conocimiento. Nehemías oró diciendo: “Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, el que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos” (Neh 1:5; Dt 7:9). Conocía y creía en los atributos de Dios: Su grandeza, su temibilidad, su fidelidad y su misericordia. “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” (He 11:6). Los que conocen a Dios harán hazañas por medio de la oración de fe (Dn 11:32; 1Sa 12:18). “¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.” (1Co 14:15). III. Insistencia. “Esté ahora atento tu oído… para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de Ti día y noche” (Neh 1:6). La inistencia, importunidad es un elemento vital de la oración que prevalece. El Señor lo enseñó con la parábola de la viuda que consiguió su petición (Lc 18:1-8), y con la parábola del hombre pidiendo panes a su amigo a medianoche: “Os digo que… por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite” (Lc 11:8). Mientras Moisés levantaba las manos Israel prevalecía (Ex 17:11). “Orad sin cesar” (1Ts 5:17). “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu,” (Ef 6:18). “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”(Ga 6:9). IV. Confesión. “Yo y la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra Ti” (Neh 1:6-7). El pecado de tratar falsamente con Dios es muy común, y muy grave. Pretendemos creer su Palabra, y sin embargo vivimos en duda y temor; le pedimos cosas que no esperamos, y hacemos profesión de lealtad a su causa, mientras que, en nuestros corazones, estamos más interesados en nuestros propios intereses personales que en los de Él. ¿Cómo pretendemos esperar respuesta de Dios en oración si no confesamos nuestros pecados? (1Jn 1:9). La esclavitud espiritual y el fracaso en la vida cristiana implican que hay pecado en el campamento, y necesidad de autoexamen y de confesión. (Jos 7:11; 2Co 13:5). V. Fe. Nehemías ora con fe recordando las promesas de Dios en su palabra: “Acuérdate ahora de la palabra que diste… diciendo (…) si os volvéis a Mí, y guardáis mis mandamientos, y los ponéis por obra… os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre”