790 - Josafat, la victoria de Dios. 2Cr 20:27.
Descansando en Dios - Ein Podcast von Francisco Atencio

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790 - 2Cr 20:27 JOSAFAT, LA VICTORIA DE DIOS. Y todo Judá y los de Jerusalén, y Josafat a la cabeza de ellos, volvieron para regresar a Jerusalén gozosos, porque Jehová les había dado gozo librándolos de sus enemigos. Aunque Josafat, por su afinidad con Acab, cayó en del lodo cenagoso, no lo encontramos revolcándose en él. Tiene que haberse sentido profundamente avergonzado al volver a Jerusalén, cuando Jehú, el hijo del vidente, fue a su presencia con aquella firme reprensión: “¿Al impío das ayuda y amas a los que aborrecen a Jehová?” (2Cr 19:2). Pero esta buena cosa fue hallada en él, que ya había “dispuesto su corazón para buscar a Dios” (2Cr 19:3), y Dios ya había observado su arrepentimiento. Luego de sus pasos de descenso al fracaso y a la vergüenza, ahora por la fe, va a la victoria y al gozo que solo da Dios. I. La búsqueda de la restauración de otros. “Josafat… salía al pueblo, desde Beerseba hasta el monte de Efraín, y los conducía a Jehová el Dios de sus padres” (2Cr 19:4). Josafat usa su ejemplo e influencia para restaurar el corazón del pueblo a la búsqueda del Dios vivo y verdadero. ”Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.” (Stg 5:19-20). II. La justificación de los caminos de Dios. “Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; … porque con Jehová nuestro Dios no hay injusticia, ni acepción de personas, ni admisión de cohecho” (2Cr 19:7). Estas palabras fueron dichas a los jueces de la tierra. No hay tratos falsos por su parte, ni acepción de personas, ni cohecho. Josafat aprendió la lección de manera dolorosa cuando unió sus fuerzas con el impío Acab, y ahora da testimonio de que en Dios no hay injusticia. “Él es la roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en Él; es justo y recto” (Dt 32:4). III. La advertencia de que no recayeran. “Habéis de instruirlos, a fin de que no pequen contra Jehová, para que no venga ira sobre vosotros y sobre vuestros hermanos” (2Cr 19:10). El rey ha aprendido por amarga experiencia que hay una conexión vital entre el pecado del hombre y la ira de Dios. El que traspasa la valla de la voluntad de Dios se encontrará que lo morderá la serpiente del pecado. “Mas si así no lo hacéis, he aquí habréis pecado ante Jehová; y sabed que vuestro pecado os alcanzará.” (Nm 32:23). IV. La búsqueda de la ayuda de Dios en el día de la angustia. “Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón… vinieron contra Josafat a la guerra” (2Cr 20:1). Después de las victorias dadas por Dios de seguro vendrán las prueba (2Ti 3:12). La prueba de vuestra fe es más preciosa que el oro. (1Pe 1:7). Josafat no buscó ayuda del impío Acab sino que “humilló su rostro para consultar a Jehová” (2Cr 20:3). Su ejemplo es seguido por toda la nación: “se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová” (2Cr 20:4). Josafat apela a Dios como: 1) El Dios Omnipotente (2Cr 20:6); 2) El Dios Fiel (2Cr 20:7); 3) El Dios Esperado. “A Ti volvemos nuestros ojos” (2Cr 20:12). Sea cual sea la prueba, busquemos la ayuda de Dios, y espérala. El hombre de fe solo busca el refugio perfecto, Dios (Sal 46:1; 61:3; Pr 18:10). V. La respuesta recibida a su oración. La fe de Josafat en Dios dio respuesta a su oración. El Espíritu de Jehová vino sobre Jahaziel diciendo: “No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra guerra, sino de Dios” (2Cr 20:14-15). Tan pronto hubo puesto Josafat su confianza en Dios la batalla paso a ser la batalla de Jehová. Dios siempre tiene el control y pelea nuestras batallas. “No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová” (2Cr 20:17). Cristo libró por nosotros la batalla del pecado y de la muerte. (He 2:14-15). VI. La humilde aceptación. En reconocimiento de la mar