732 - La ofrenda de David. 2Sa 23:16

Descansando en Dios - Ein Podcast von Francisco Atencio

732 – 2Sa 23:16 La ofrenda de David. Entonces los Tres atravesaron las líneas filisteas, sacaron agua del pozo junto a la puerta de Belén y se la llevaron a David. Pero David rehusó tomarla, en cambio la derramó como ofrenda al SEÑOR. (NTV). Los privilegios de la juventud pueden ser muy deseados en años posteriores, y poner en ellos un valor más alto cuando apenas si se pueden tener. Los valientes de David arriesgaron la vida para satisfacer el deseo de David, tomar agua del pozo de Belén que había saciado su sed cuando joven. Pero David no bebe el agua que representaba las vidas de sus soldados. En su lugar la ofreció como ofrenda a Dios. I. Los valientes de David (2Sa 23:8-13). Existieron dos grupos selectos de hombres en el ejército de David llamados los valientes de David. Estos eran: "los treinta" y "los tres" (2Sa 23:18, 23; 1Cr 11:11-25). Para llegar a ser miembro de un grupo como este, un hombre debía mostrar un valor sin paralelo en batalla así como sabiduría en el liderazgo. "Los tres" era el grupo más selecto de los valientes de David sus nombres eran: Adino el eznita, Eleazar hijo de Dodo, ahohíta, y Sama hijo de Age, ararita. (2Sa 23:8, 9, 11). “Y tres de los treinta jefes descendieron y vinieron en tiempo de la siega a David en la cueva de Adulam; y el campamento de los filisteos estaba en el valle de Refaim. David entonces estaba en el lugar fuerte, y había en Belén una guarnición de los filisteos.”(2Sa 23:13-14). II. Una ofrenda común. “Y David dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!” (2Sa 23:15). Podemos encontrar sacrificios para Dios en los más pequeños detalles de la vida como el “agua”. Necesitamos no estar siempre buscando hacer alguna gran cosa a fin de mostrar la devoción de nuestros corazones a nuestro Señor y Maestro. Con cada misericordia diaria tenemos la oportunidad de glorificar a Dios. Pequeños momentos pueden ser convertidos en sacrificios aceptables a Dios. “Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.”(Mt 10:42). “Entonces los tres valientes irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron a David” (2Sa 23:16). III. Una ofrenda costosa. David reconoce que el agua fue conseguida “con peligro de su vida” (2Sa 23:17). Una ofrenda común hecha preciosa, porque fue comprada con gran precio. Así éramos todos nosotros, que hemos sido redimidos con la preciosa Sangre de Cristo (Ef 1:7). David estaba claro al decir, “no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada.” (2Sa 24:24). Algunos reservan para Dios la reputación rota, la vida coja, y los días enfermos (Mal 1:13). Le dan a Dios lo que ya no desean: un cuerpo enfermo y un alma azotada por el pecado. “Honra a Jehová con tus bienes” (Pr 3:9). IV. Una ofrenda deseable. “Y [David] no quiso beberla.” (2Sa 23:17b). Al hacer esta ofrenda, David no estaba dando algo de lo que no sintiera necesidad, porque anhelaba con toda su alma beber de aquella agua. Nos es fácil ofrecer a Dios aquello para lo que ya no tenemos capacidad de disfrutar. Jesús “siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;”(Fil 2:6-7). Muchos se despojan de sus bienes, dedicándolos a propósitos caritativos, cuando la muerte los mira de cara a cara, pero cuando estaban saludables y vigorosos los retenían avaramente con mano de hierro. En esto no hay sacrificio. Al derramar el agua, David el regio pastor estaba dando al Señor lo que en aquel momento era lo mejor que tenía. Lo mejor nuestro para Dios es preséntarnos a Él, “en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios” (Ro 12:1). V. Una ofrenda consagrada. “mas él [David] no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová” (2Sa 23:16b).