1159 - Jeremías 23. Reprensión a los falsos profetas. Jer 23:28-29

Descansando en Dios - Ein Podcast von Francisco Atencio

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1159 – Jer 23:28-29 - Jeremías 23. Reprensión a los falsos profetas.El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová. ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?Jeremías continua con las cuatro profecías específicas y la segunda es contra los falsos profetas. Los dirigentes y sacerdotes del pueblo debían haber sido conocidos por su obediencia más que cualquier otra persona, y ser el ejemplo que los demás podían imitar. Pero en lugar de eso, desviaron a la nación de los caminos de Dios, se convirtieron en falsos profetas y sacerdotes y promovieron el pecado en el pueblo. Por eso, se les anunció que serían severamente juzgados y que otros tomarían su lugar. Los falsos profetas se oponían a las advertencias de Jeremías sobre el castigo de Dios y ofrecían en su lugar una promesa de paz. (Jer 6:13-14; 8:10-11; 14:14-16; 28:1-4, 10-11; 29:8-9, 20-23, 31-32). Pedro los recuerda diciendo: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.” (2Pe 2:1).1. El carácter de los falsos profetas (Jer 23:9-15). “A causa de los profetas mi corazón está quebrantado dentro de mí, todos mis huesos tiemblan; estoy como un ebrio, y como hombre a quien dominó el vino, delante de Jehová, y delante de sus santas palabras.” (Jer 23:9). El corazón de Jeremías estaba quebrantado y su cuerpo debilitado al pensar en las santas palabras de Jehová. Un profeta era el vocero de Dios y su vida y mensaje debían reflejar a Él (Dios). Los falsos profetas desafiaban la veracidad del nombre de Dios, el carácter de Dios, su soberanía y omnisciencia. Aseguraban que su mensaje falso procedía de Dios y que estaban autorizados por Él (Jer 28:2, 15-16). Dios envío juicio de sequía a la nación por su pecado: “Porque la tierra está llena de adúlteros; a causa de la maldición la tierra está desierta; los pastizales del desierto se secaron; la carrera de ellos fue mala, y su valentía no es recta.” (Jer 23:10). Dios había mostrado su desagrado con la nación, por su adulterio físico y espiritual, enviando la maldición de la tierra, que es la sequía (Dt 28:23-24) haciendo que la tierra quedara desierta y los pastizales se secaran (Jer 14:1-6, 22). Dios confronta a los falsos profetas que decían al pueblo que la sequía no era juicio divino. “Porque tanto el profeta como el sacerdote son impíos; aun en mi casa hallé su maldad, dice Jehová. Por tanto, su camino será como resbaladeros en oscuridad; serán empujados, y caerán en él; porque yo traeré mal sobre ellos en el año de su castigo, dice Jehová.” (Jer 23:11-12). El problema básico de los líderes espirituales de Judá (profetas y sacerdotes) era que eran impíos. Este término no indica que esos líderes no creyeran en Dios. Por el contrario, eran bastante “religiosos”. Más bien, significa “estar contaminado o adulterado”. Tenían una perspectiva tan desviada acerca del carácter de Dios, que incluso habían profanado el templo (mi casa) de Jehová con su maldad. Por tanto, Dios juró diciendo: “traeré mal sobre ellos… He aquí que yo les hago comer ajenjos, y les haré beber agua de hiel” (Jer 23:13-15).