1138 - Isaías 48. Purificados para la gloria de Dios. Is 48:9-11
Descansando en Dios - Ein Podcast von Francisco Atencio
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1138 – Is 48:9-11 – Isaías 48. Purificados para la gloria de Dios.Por amor de mi nombre diferiré mi ira, y para alabanza mía la reprimiré para no destruirte. He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción. Por mí, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la daré a otro.El tema que ha tratado Isaías 40-48 ha sido la liberación del cautiverio babilónica. Jehová es el libertador y delante de Él los ídolos son totalmente impotentes. El instrumento humano anunciado 150 años antes y utilizado por el Señor sería Ciro. El conocimiento de estos hechos proporcionaría paz y consolación a los israelitas de los tiempos de Isaías y mucho más a los cautivos próximos a ser liberados. En Isaías 48 Dios exhorta nuevamente a Israel: Que no fueran hipócritas, idólatras, arrogantes y desleales. Escuchar y obedecer al único Dios: “Yo mismo, yo el primero, yo también el postrero.” (Is 48:12). Recordar que la disciplina era para ser purificados, refinados para que solo el nombre de Dios fuera glorificado. Huir del pecado al salir de Babilonia. Que los impíos, judío o gentil, no tendrán paz. La enseñanza principal es que debemos depender verdaderamente de Dios en forma personal, con todo nuestro corazón. El propósito que había detrás de toda la purificación, disciplina era traer gloria sólo y exclusivamente a Dios (Is 48:9-11). “Mas él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro.” (Job 23:10).I. Exhortación a recordar las profecías de Dios (Is 48:1–11). Dios los exhorta por ser hipócritas y duros de corazón (Is 48:1–5). “Oíd esto, casa de Jacob, que os llamáis del nombre de Israel, los que salieron de las aguas de Judá, los que juran en el nombre de Jehová, y hacen memoria del Dios de Israel, mas no en verdad ni en justicia;” (Is 48:1). “los que salieron de las aguas de Judá”. Judá fue liberada del imperio asirio “inundará y pasará adelante, y llegará hasta la garganta”. (Is 8:7-8; 37:36). Hacían juramentos e invocaban a Dios, pero no andaban en verdad ni en justicia. (Is 48:2). Por lo cual, Dios anuncia cosas nuevas y ocultas (Is 48:6–8). La liberación física y espiritual de Israel no se llevaría a cabo porque eran buenos o por medio de sus propios planes. No fue sino hasta que las profecías de Isaías se dieron a conocer, que supieron cómo los libraría Dios. Serían libres sólo por la gracia de Dios. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Ef 2:8-9). Serían purificados, refinados para la gloria de Dios (Is 48:9–11). El Señor retardaría su ira; la detendría para que su pueblo pudiera regresar a Judá. Él realizaría esto principalmente por amor de sí mismo (Is 48:9, 11; 43:25). El exilio tendría el propósito de refinarlos a fin de que pudieran regresar a su tierra con fe. El proceso de purificación no era como el de la plata. El cautiverio era como estar en un horno, y tenía como fin probarlos, purificarlos, refinarlos no destruirlos. Pedro enseña la purificación. “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,” (1Pe 1:6-9; 4:12-13, 18-19).II. Exhortación a reconocer la soberanía de Dios (Is 48:12–19).
